Hoy tuve uno de esos pequeños triunfos que disfruto, una de aquellas locuras que me encantan de alguna manera, paseando por santiago frente a la moneda le dije aquello que guardado se conservaba bajo llaves en la negación, disfrute de la impulsividad de un quiceañero, disfrute de algo simple y olvidado con los años, el decir un te amo de corazón, sin escrúpulos, nervioso, pero ansioso, disfrute de tomar una mano y de abrazar sin descanso, de sentir el aroma de la persona, de decirle aquello lindo o hermoso a esa persona que no es tu pareja, solo por el hecho de que la quieres tanto, de que la necesitas, de que es todo para ti en la vida siendo tu compañera fiel, que lamentablemente las palabras no alcanzan.
Abrazado a ella, anclado como pocas veces en la vida, siempre salvándome del colapso, de la negatividad, llega ella asolandolo todo, aquello que esta mal, ahora esta bien, aquello que no calza ahora es bien medido, aquello que descoloca, traba, engaña, miente, desdice, desvirtúa, desmotiva, desazona, muere cuando aquello que llevamos dentro, que nos negamos y simplemente no queremos decir, sale a la luz, el solo hecho de ver feliz a esa persona, de verla abrazada a mi es mi recompensa por aquel camino que quizás no fue el mejor.
Hoy reí como niño, hoy sentí como un recién nacido y me aferre a algo como un desesperado que toda su vida espero eso.
Hoy solo fui yo, lo disfrute, lo disfruto...
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