domingo, 21 de junio de 2015

Julio

Se dice que en el mundo, las historias no tienen relación alguna entre sí, esto es parte de la teoría del caos que sugiere que si una mariposa aletea en Brasil, hay un huracán en Orlando Florida. Cosas que no tienen consistencia si lo piensas, Tal y como esto, Julio era un pendenciero sin más que darle a la vida que patadas, sus padres descendientes de buena familia, no se explicaban la actitud de Julio por lo que fue marginado. En su casa ubicada en el sector más exclusivo de la ciudad, estaba terminantemente prohibido dirigirle la palabra, su existencia fue anulada por sus padres y su hermano (favorito de la familia).

Quien siempre se compadecía de él, era una de las empleadas de la casa, era una jovencita de cabellos anaranjados como el cobre y de ojos color de miel, ella lo miraba desde lejos y siempre le tenía un plato caliente para cuando volvía a casa moreteado y magullado, ella no preguntaba, es más, fue cuando le pregunto cómo se llamaba que se dio cuenta que ella realmente no hablaba, ella musita no contesto y solo miraba al piso, por lo que se percató que no tenía nada que preguntar, no podía. Pero ella por alguna razón entendía bien la situación de él y sorprendentemente lo miraba con cierto anhelo y cariño, él nunca decía nada tampoco y mientras él se iba tranquilizando, ella se iba energizando de la primera relación que tenía con alguien que no fuera la de sirviente y amo.


 Un día después de una tocata de bandas hardcore Punk, Julio fue severamente golpeado, cuando llega a casa sus maletas se encontraban en la parte de afuera y su padre con mirada condenatoria le solicita que no vuelva más, que es una vergüenza para su familia, el embrutecido y enfadado Julio, por todo lo que había pasado; y encontrando razón a las canciones punk que escuchaba, arremetió contra su padre como un animal de caza, botando toda rabia e ira guardada dentro de sí. Cada uno de sus golpes en la cara de su padre era un botar de cadenas y pesos que jamás había sentido, y cuando todo estaba perdido, y la venganza a punto de consumirlo un grito tan desesperado como salvador salió desde el fondo del mar rojo del suelo del

antejardín, era ella, aquella empleada, silenciosa ahora hecha toda una salvadora lo toma de la mano y lo lleva a la casa, el sorprendido, atónito, su padre sanguinolento, lagrimeante, triste. Ella lo lleva a la cocina y fue igual que cuando las musas inspiraban a Sócrates en sus filosofías, Julio fue a la caja fuerte corriendo saco todo el dinero que pudo, tomo aquellas maletas de afuera y a la empleada y se fue corriendo del lugar a sabiendas de que ninguno de los dos volvería. Mientras corrían sin descanso por el ante jardín, él le pregunta por su nombre, ella, mirando al suelo le dice –“Gloria”-.

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