Siempre se piensa en aquellos días despejados al terminar el año, en aquellas nostalgias de niño, de cuando uno tomaba un helado de agua y dejaba que las cosas pasaran. De un mundo simple sin tanta parafernalia tecnológica, sin la presión social de tener que vernos bien.
Recuerdo que podíamos estar tapados en barro sin consecuencia. Entonces ¿que nos paso?, ¿por qué ahora nuestros hijos crecen encerrados sin mirar el sol, metidos en sus juegos “interactivos” ? Y para colmo pensamos que hasta son más seguros o que están mejor...
Muchas veces quiero pensar, por ejemplo, en el taco de la micro, que es el momento perfecto para mirar por la ventana y ver que el mundo gira relajadamente mientras nosotros mismos le agregamos estrés, dejamos las cosas más importantes de lado en “honor al tiempo” y supuestamente ¿por qué le debemos honor al tiempo?, ¿será acaso que el nos da la oportunidad de seguir cuando nosotros no queremos terminar?, yo veo que siempre la diversión se acaba pronto o que el orgasmo es corto, entonxes ... ¿qué sentido de honor tiene el tiempo conmigo?
Si miras la imagen recordarás cómo dije, aquellos días más simples, pero eres testigo ciego de todo lo anteriormente comentado. Aún me siento privilegiado de poder ver la luna en el día ¿y tú? ¿La puedes ver?...
