martes, 12 de enero de 2016

Adios

Somos la suma de nuestras decisiones, somos simplemente una elección de vida, lo malo es que no somos capaces de medir cuales son esos momentos que serán importantes para cada uno de nosotros, nos medimos en base a nuestros fracasos y no por nuestras virtudes, medimos lo que creemos que es correcto, pero no de cuanto se quiere.

La soledad nos consume de cierta forma, el encierro nos mata, pero lo peor que podemos hacer es alejarnos de nosotros mismos, todo lo que nos define como personas de bien es el aprender a compartir, delegar, generar familia, pero muchos no están preparados para esto, miramos muchas veces las cosas desde lejos ya que no somos nosotros quienes las vivimos, somos como espectadores de una obra de teatro que dura años, inclusive sientes que algunos mienten y no son capaces de ver lo que sufres tu, pero sin embargo no te importa, te dices a ti mismo que todo irá bien ellos están bien.

Miras el tiempo pasar, a las flores crecer y comienzas a ver que ya no eres capaz de llenar los espacios que ellos tienen, se alejan de ti, sientes que ya no das abasto con tanto cambio, pero sin embargo tratas de poner la mejor de las caras, ineludiblemente la pena llega, vez que uno de quienes te han acompañado suben la escalera de la vida y la tuya sigue ahí, sin moverse, sin palpitaciones insonoras, pero aun así sigues mirando a la distancia y diciendo que todo estará bien con ellos.

El hombre vive diferentes clases de muertes en la vida, desde las separaciones y decepciones hasta la perdida de sus seres queridos. Pero nadie nos prepara los cambios en nuestro núcleo, nadie nos prepara para que la vida que conocemos cambie a tal punto que vuelve o queda en un punto muerto, el tiempo detenido es simplemente una muerte lenta y agónica ya que te aísla y te separa de los demás, al alcohol fue un buen amigo, pero silenciosamente fue alejándote de los demás y netamente por que este es capaz de dejarnos sordos, no escuchamos aquellos abrazos y cariños que los demás están dispuestos a darnos y simplemente creemos que todo esta mal, que todo sigue igual, pero sin embargo seguimos también operando de la misma forma, seguimos creyendo que ayudamos a los demás y que eso esta bien para nosotros, pero somos incapaces de ver la verdad, incapaces de ver el amor que se nos tiene. pero ojo, eso no significa que seamos malos, o que simplemente seamos desconsiderados, si no que nadie nos enseño a hablar, nadie nos enseño a decir lo que pensamos, simplemente debíamos hacer, seguir hacia adelante como caballos de feria.

La muerte debe siempre ser algo digno para nosotros, por que ya dejamos la brutalidad de los antiguos tiempos atrás, aquellos donde podías ver morir a la gente sin decir absolutamente nada o que podías ver cadáveres en las calles sin que esto fuera sorprendente, ahora todo lo escondemos o lo vemos de forma lejana, jamás pensamos que la brutalidad de la realidad puede tocarnos a la puerta. Después de encontrarte escondido rodeado por el aroma de la muerte ruin encima tuyo, con la botella amiga que escucho muchos de tus secretos, con el humo de aquel cigarrillo que escucho tu ultima palabra y con la sensación de querer hacer cosas que cambiaran un poco las situaciones. los demás nos quedamos sin ellas, sin saber si realmente un siguiente asado sacaría mas sonrisas o al menos te aliviaría el alma.

Lo lamento por tu hijo por tener la imagen de tu despedida silenciosa, lo lamento por tu mujer que en el fondo se sintió incapaz de poder complacerte siendo que te amaba, lo lamento por tu hija, ya que su odio simplemente se quedará con ella. pero de alguna forma todos los sentimientos malos o buenos ya no te los podremos decir, aquellas cosas que se podrían corregir ya no se harán, el partido de pool ya no podrá ser más, pero sin embargo al menos podrás descansar, cosa que nunca hiciste, trabajaste dando lo mejor de ti, no descansaste, no te diste el tiempo para pensar las cosas para ti y así ayudar a los demás. El tiempo ahora ya no será una limitante para ti. En muchos de nosotros quedará el vacío y el recuerdo, pero la palabra amable siempre estará para mi, el buen consejo y los cigarrillos, las tardes de trago donde chato despotricaba pensamientos contra el mundo. Ahora esos pensamientos son ese legado que yo tengo, sin ser tu hijo, sin ser tu amigo, solo siendo un conocido.


Dedicado a Juan Vega. Descansa, solo descansa...